lunes, 24 de agosto de 2009

Vive Colombia, viaja por ella.

"La pobreza a nivel nacional se redujo siete puntos porcentuales entre 2002 y 2008 (de 53,7% a 46%) mientras que la indigencia nacional se redujo 2% en el mismo periodo (de 19,7% en 2002 a 17,8% en 2008)", precisa el estudio que contó con el apoyo del Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

Cerca de 20 millones en Colombia viven en la pobreza y el gobierno de Álvaro Uribe siente un logro enorme en su política social, y es que no solo la seguridad democrática nos permite transitar con toda tranquilidad por las carreteras del país, y permitió que se desmovilizaron los paramilitares, sino que también ha permitido, que en Colombia, 20 millones de personas no tengan educación, sufran de pesares alimenticios, vivan el sufrimiento del narcomiedo y que disfruten de un país mas cagado que nunca. Pero de que nos preocupamos si el banco mundial -el mismo que muestra a África llenos de negritos trabajando en safaris- nos ayudan a mostrar a Cartagena y San Andrés como un paraíso sin pobreza, y a los que tienen que trabajar en la cultura informal denominados como "verracos" (Colombia es pasión) los incluyan en las cifras del gobierno, no porque quieren si es lo que cree el señor José Obdulio sino por que les toca, entonces no es 46% sino 97% de pobres, almenos si mentalmente, porque no lo dude que Uribe cree en que la "tercera es la vencida".

jueves, 20 de agosto de 2009

¿que hacemos?


Verdad, justicia, reparación. Son palabras que no pasan por la mente de una madre desgarrada por la violencia política de este país, la ley de justicia y paz recupera los cuerpos inertes de colombianos pero no el perdón de los paramilitares que con atroces declaraciones en la fiscalía general narran como si se tratara de un partido de futbol como coleccionaban cedulas, desgarraban la piel de sus víctimas, se tomaban su sangre, etc. Una imagen repetitiva en un país de desalmados, donde la palabra es “que pesar” pero el sufrimiento ametrallante de una familia campesina que esta -como si se tratara de un sándwich de McDonald’s- entre los polos opuestos de la política no tienen salida y lo único que les queda es invocarse al sagrado corazón.

Sin embargo he perdido toda esperanza, para que pensar en un mundo tranquilo si somos violentos por naturaleza, si el reiterado discurso de la paz ya solo sirve de atractivo político para votantes, si no solo Colombia sino el mundo entero está hundido en un lago de sangre putrefacta cubierto de dólares, si el petróleo es mil veces más valioso que una vida, si la naturaleza se está ahogando lentamente en nuestro progreso, si los animales no humanos tienen sufrimiento inimaginable a costas de nuestros deseos capitalistas. No es existencialismo es realidad. Necesitamos un nuevo orden mundial y ojala no sea china.