jueves, 20 de agosto de 2009

¿que hacemos?


Verdad, justicia, reparación. Son palabras que no pasan por la mente de una madre desgarrada por la violencia política de este país, la ley de justicia y paz recupera los cuerpos inertes de colombianos pero no el perdón de los paramilitares que con atroces declaraciones en la fiscalía general narran como si se tratara de un partido de futbol como coleccionaban cedulas, desgarraban la piel de sus víctimas, se tomaban su sangre, etc. Una imagen repetitiva en un país de desalmados, donde la palabra es “que pesar” pero el sufrimiento ametrallante de una familia campesina que esta -como si se tratara de un sándwich de McDonald’s- entre los polos opuestos de la política no tienen salida y lo único que les queda es invocarse al sagrado corazón.

Sin embargo he perdido toda esperanza, para que pensar en un mundo tranquilo si somos violentos por naturaleza, si el reiterado discurso de la paz ya solo sirve de atractivo político para votantes, si no solo Colombia sino el mundo entero está hundido en un lago de sangre putrefacta cubierto de dólares, si el petróleo es mil veces más valioso que una vida, si la naturaleza se está ahogando lentamente en nuestro progreso, si los animales no humanos tienen sufrimiento inimaginable a costas de nuestros deseos capitalistas. No es existencialismo es realidad. Necesitamos un nuevo orden mundial y ojala no sea china.



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