viernes, 14 de diciembre de 2012

Observación: La carta robada, E. Allan Poe.



En la evidencia de la vida cotidiana, aquella material y natural que nos cobija desde que damos la primera bocanada de aire, sufrimos de un engaño, pues ante la veracidad del dolor y del placer, del sentir principalmente por lo que vemos, tenemos una cierta distorsión de la verdadera profundidad de los hechos, pero como todo la integridad biológica del universo en su evolución,  la madurez que obtenemos con la experiencia nos permite utilizar todos nuestros sentidos: aprendemos a tocar, a oír , a escuchar; es decir a apreciar nuevas perspectivas.

Cuando consideramos este fenómeno dentro de la colectividad, podemos pues evaluar, dentro de su estructura de unidades biológicas,  que la sociedad misma también se comporta como un súper organismo, visiones que han sido debatidas desde las diversas escuelas sociológicas -principalmente desde el funcionalismo-, y es aquel pensamiento abstracto, el de la observación de la vida misma, lo que ha forjado etapas enteras del desarrollo humano, así por ejemplo -incluso algo irónico-, en la edad media donde el hombre supuestamente seguía a cabalidad los mandamientos divinos y era más entregado en su fervor a Dios, fue más cruel, y quizás por ese carácter de vivir en el cielo, mas inhumano y desquiciado, pues afirmar que la tierra giraba alrededor del sol era motivo suficiente para morir dentro de una olla de agua hirviendo.

Son estas visiones las que también han acompañado a la ciencia, desde la perspectiva de que ella misma es la interpretación del mundo, este texto nos confirma que la apreciación de cualquier concepto tiene sus aristas y por supuesto que el método con el que se quiere observar es fundamental ante el objetivo de buscar un resultado.

Dentro de nuestro campo, el de las ciencias sociales, no solo nos permite poner en duda aquella perspectiva inicial de la sociología donde se buscaban formulas mágicas, leyes concretas, síntomas y medicinas ante problemas que  por la complejidad del pensamiento humano y de la colectividad eran imposibles de prever,  sin embargo si observamos en la actualidad los diversos métodos del campo, desde su teoría hasta la práctica, han tenido una importante evolución en especial en la composición de lo cuantitativo y lo cualitativo.

“La carta robada” nos invita pues a reflexionar acerca de la importancia de hacer una conjunción de técnicas y métodos que nos lleve a  apreciar –desde nuestra visión como profesionales- los problemas de la sociedad de una manera más profunda y que además nos permita crecer como seres humanos. 

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